¿Alguna vez te ha sucedido que debes
dirigirte hacia algún lugar o realizar determinada actividad y de repente tu
estómago te hace una “mala jugada”?. Puedes
estar tranquilo, no eres el primero ni el último al cual le dará diarrea en
momentos cruciales de la vida, puesto que el estrés y los nervios hacen parte
de aquellos instantes donde debemos responder apropiadamente con todos los
sentidos bien puestos, pero que cuando no los manejamos de manera correcta
entonces debemos jugar también con otros factores que pueden ir en contra del
alcance de los objetivos propuestos en determinadas situaciones.
Entrevistas laborales, presentación de
pruebas para ingreso a universidades o del colegio, primer día del trabajo o el
temerario hablar en público pueden encabezar el listado de hechos que pueden
generar esos nervios que modificarán el tranquilo tránsito intestinal. Lo que
usualmente se hace es ir rápido al baño a evacuar y pensar que ya se está listo
para continuar, el problema es que esto se debe hacer con calma y reposar para
luego continuar tranquilamente las actividades del día, lo malo es que no se
tiene en cuenta y la preocupación, la intranquilidad, la carrera, en general el
estrés persiste y la diarrea sigue haciendo de las suyas.
Pero, ¿qué provoca todo este malestar?
Lo primero que viene a la mente es haber consumido alimentos en esta de
descomposición, lo cual es generalmente falso. Resulta que continuamente los
intestinos se contraen y se relajan, motivo por el cual los desechos pueden ser
evacuados en los momentos adecuados, pero con el estrés el organismo genera
adrenalina y esta permite que muchos procesos del cuerpo se aceleren y el
descontrol predomine sobre los instantes adecuados de ir al baño a evacuar. Varias
deposiciones al día, sudoración excesiva e incluso aumento del ritmo cardíaco caracterizan este tipo de situaciones, entre otras. Lo recomendable en esos días es hidratar lo
mejor posible el organismo. Como es bien sabido cuando una persona tiene
diarrea, su cuerpo sufre un proceso continuo de deshidratación, por lo cual
estar atento a la toma de líquidos es el mejor recurso para evitar que la situación
pase a mayores.
Si aún no tenemos control sobre los
nervios y sus efectos sobre el organismo, es mejor tomar algunas medidas
preventivas. Consumir alimentos que no aligeren las deposiciones como el arroz,
bebidas que no produzcan gases, no comer en grandes cantidades previo a posibles
situaciones estresantes, tomar líquido en abundancia y descansar correctamente
pueden ayudar en buena medida en la prevención de momentos desagradables en la
vida cotidiana.
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